Las Insignias son pequeñas proclamaciones de mérito: símbolos que reconocen un logro, honran un esfuerzo o celebran una fortaleza. Cada una es un recordatorio visible de aquello que hemos conquistado, incluso cuando el mundo —o nosotras mismas— lo olvida.
Regálalas a alguien que necesite saber que lo está haciendo bien, que ha alcanzado algo importante, o que merece ser visto en toda su fuerza. Una Insignia es un reconocimiento, pero también una afirmación: un sello que dignifica la historia de quien la recibe.

Ritual de entrega/activación
Al entregar la Insignia, sosténla entre tus manos, mírale a los ojos y pronuncia estas palabras:
“Con esta Insignia convoco y nombro en ti ________________.
Que este mérito se asiente en tu espíritu, que tu fuerza sea vista,
que tu camino se abra y que nada opaque lo que ya has conquistado.
Que este símbolo guarde tu grandeza, la proteja y la recuerde.
Por tu verdad, por tu poder, por lo que has sido y lo que serás.”
Rellena el espacio con el logro, la virtud o la cualidad que quieres honrar: valentía, claridad, constancia, ternura, resistencia, visión…
La Insignia se activa cuando el reconocimiento es pronunciado en voz alta. A partir de ese instante, la persona la porta como un signo de poder propio.








Deja un comentario