EL JARDÍN

El Jardín es una colección que encarna la magia a través de flores, plantas, mariposas, polillas y criaturas luminosas que toman forma en objetos decorativos y utilitarios. Cada pieza es un recordatorio de nuestra conexión con lo invisible: esa fuerza silvestre, intuitiva y profunda que nos pertenece por naturaleza. En mi obra, el cuerpo es…

El Jardín es una colección que encarna la magia a través de flores, plantas, mariposas, polillas y criaturas luminosas que toman forma en objetos decorativos y utilitarios. Cada pieza es un recordatorio de nuestra conexión con lo invisible: esa fuerza silvestre, intuitiva y profunda que nos pertenece por naturaleza.

En mi obra, el cuerpo es territorio, pero también lo es el espacio que habitamos. Nuestra piel no termina en la superficie del cuerpo: continúa extendiéndose en los lugares donde vivimos, trabajamos, soñamos y creamos. Las piezas del Jardín son prolongaciones simbólicas de esa piel expandida. Objetos que dialogan con el entorno y lo transforman en un refugio energético, un territorio vivo.

El Jardín se vincula con el corazón de mi proyecto artístico —magia, arte y feminismo— porque reivindica la capacidad de crear y modificar la realidad desde lo cotidiano. Así como las prácticas manuales transforman materia y emoción, estas criaturas vegetales y animales abren la posibilidad de una ritualidad doméstica: habitar con seres que manifiestan nuestra parte salvaje, instintiva y mística.

Llevar una pieza del Jardín es asumir ese poder. Es permitirse recordar que somos mucho más que cuerpos: somos energía, intuición, voz interior y voluntad creativa. Cada flor, cada mariposa, cada entidad del Jardín activa la certeza de que podemos transformar nuestro entorno —y nuestra vida— con intención, sensibilidad y magia propia.

Instrucciones rituales 

  1. Elige el lugar donde vas a “sembrar” tu pieza.
  2. Nómbrale un propósito: Antes de ubicar la pieza, tómala entre tus manos y piensa qué quieres que simbolice en tu espacio: calma, alegría, protección, creatividad, apertura, renovación.
  3. Dale la bienvenida: Colócala en su lugar diciendo en voz baja: “Aquí floreces. Aquí transformas.”
  4. Deja que respire. No la muevas durante las primeras 24 horas. Permite que la pieza se adapte energéticamente al entorno.

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